Joe Biden drugs

Guerra contra las drogas. Adivina quién fue la punta de lanza

El papel de Joe Biden como el artífice de algunas de las leyes antidrogas más estrictas de Estados Unidos debería haber sido un gran inconveniente para su campaña de 2020, ya que unos 20 millones de estadounidenses consumen drogas a diario, y todos sabemos que esa cifra es conservadora, igual que la opinión de Biden sobre política de drogas y su legalización.

No solo se ha montado en el tren de la guerra contra la droga, sino que ha sido quien más lo ha conducido.

Y con los recientes acontecimientos, con la pausa de la legislación y la regulación del cannabis por parte de la FDA, parece que nuestros peores temores se están haciendo realidad en el mercado estadounidense.

Joe Biden ha declarado oficialmente que quiere cambiar la clasificación de la marihuana de la Lista 1 (la más ilegal) a la Lista 2 (un poco menos ilegal).

Básicamente, se pondrá el cannabis al mismo nivel que la cocaína y otras drogas más duras, según sus propias palabras palabras: "Hasta que contemos con la suficiente investigación sobre cuáles son los efectos del consumo del cannabis a largo plazo".

Como si no lo hubiéramos fumado y usado como medicina durante milenios.

Trump ya ha declarado en varias ocasiones que "es el peor candidato presidencial de la historia".

Si se aprueban estas leyes se producirá un cambio en una industria que mueve 55.000 millones de dólares, y que afectará al mundo entero no solo a las comunidades minoritarias en Estados Unidos a las que Biden ha afirmado en multitud de ocasiones que apoya plenamente.

Es cierto que en todos los mercados legales del mundo encontramos, en paralelo, un mercado negro que prosperaría si se produjera este cambio legal.

11,4 millones de muertes prematuras cada año


Se atribuyen 11,8 millones de muertes al consumo de sustancias cada año; pero analicemos este desglose entre muertes directas (por sobredosis de drogas) y muertes indirectas por un mayor riesgo de diversas enfermedades y lesiones.

La mayoría de muertes indirectas son el resultado de fumar, lo que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y otros, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes; y del alcohol y otras drogas ilegales, que aumentan el riesgo de suicidio, hepatitis y otras enfermedades hepáticas.

Estos números incluyen el consumo de cigarrillos y alcohol, que al no estar regulados se pueden vender libremente en todas partes, y hacerles frente cuestan a Estados Unidos un total de 170 millones.

Entonces, ¿cuál es realmente la cuestión, la salud de los estadounidenses o la economía?

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