“I and I” es la representación del One Love, lo que significa que debido a que nosotros (yo y yo) somos lo mismo, deberíamos amarnos unos a otros como nos amamos a nosotros mismos. Argot: I and I plant the corn. Inglés: We plant the corn.
Cuando pensamos en Jamaica
Cuando pensamos en Jamaica nos vienen a la mente muchas cosas, la belleza de sus playas, Rastafari, rastas y Ganja, Bob Marley...
Pero una cosa que jamás nos vendría a la mente es que Jamaica esté en escasez de marihuana, pero es cierto. Esta pequeña pero verde nación, que durante mucho tiempo ha sido conocida por sus colinas llenas de marihuana, ahora se encuentra en problemas.
En los últimos meses y especialmente el año pasado, el cannabis ha sido difícil de conseguir, incluso los turistas han tenido dificultades para encontrarlo.
Las cosas se están poniendo tan mal que el precio promedio de medio kilo cuesta alrededor de 9.000 dólares, cuando hace solo unos años la misma cantidad y calidad costaba unos 3.000 dólares.
Algunos, incluso, consideran este hecho como bochornoso para el país dado que Jamaica ha sido famosa durante mucho tiempo por tener grandes cantidades de marihuana creciendo en sus colinas.
La despenalización no solucionó el problema
Y más todavía desde 2015, cuando el cannabis se descriminalizó y se permitió cultivar 5 plantas y poseer hasta cerca de 60 gramos para uso personal.
Debido al cambio legal, Jamaica ha vivido un aumento de personas que consumen cannabis . Además, este año el país ha visto una mayor afluencia de turistas que escapaban de las draconianas reglas de los confinamientos y se dirigían al paraíso verde para disfrutar de unas vacaciones relajantes
Sin embargo, algunos de los residentes locales no están satisfechos con la situación actual de la industria legal de la marihuana, y aunque parezca estar funcionando bien cuentan con buenas razones para su preocupación.
¿Beneficio para Jamaica?
La mayoría, si no todas, de las licencias legales para grandes empresas son propiedad y están financiadas por extranjeros, aunque la ley establece que cualquier empresa que obtenga ingresos del cannabis en la isla debe compartir el 51 % de sus ganancias con un socio jamaicano.
Pero como todas las reglas y regulaciones, hay formas de evitarlas, lagunas por las que estamos seguros que muchos consiguen escapar.
La policía todavía lleva a cabo redadas en plantaciones ilegales que apartando del mercado buenas cosechas, lo que agrega presión a la escasez general, pues la gente se ve obligada a comprar marihuana legal que cuesta cerca de diez veces más.
¿Es justo que empresas extranjeras puedan monopolizar una cosecha que proviene de los tiempos de esclavitud?
Parece que los jamaiquinos se encuentran ante una versión moderna de la economía basada en la esclavitud colonial, luchando por el derecho a su parte del pastel que tan desesperadamente necesitan y merecen, un pastel que arraiga profundamente en su cultura y religión desde hace ya mucho tiempo.